sábado, 28 de agosto de 2010
Delirio en el Multiusos de Sar con el huracán Chayanne
Hizo un guiño al Obradoiro y se puso la camiseta del club poco antes del multitudinario concierto
Las que siguen a Chayanne -así en femenino- sí que son groupies. Bastaba con acercarse ayer a las inmediaciones del Multiusos de Sar para tomar el pulso a una cola interminable con nombre única y exclusivamente femenino. Y es que al puertorriqueño le bailan el agua ellas, de diferentes edades, pero siempre ellas. Con mayúsculas. No en vano, muchas esperaban desde primeras horas de la mañana a las puertas del polideportivo para asegurarse un hueco privilegiado que les permitiese casi acariciar a su ídolo. Más de una esperó hasta el último momento para adquirir su entrada en taquilla. Aunque a escasas horas del concierto faltaban todavía unas dos mil localidades por vender, el huracán del Caribe logró un lleno casi absoluto. Según fuentes del Multiusos de Sar, entre 8.500 y 9.000 personas disfrutaron anoche su actuación.
Mientras Muse tocaba los primeros acordes en Monte do Gozo, un elevador sacaba de las entrañas del escenario compostelano al más que idolatrado Chayanne. Eran las 22.40 horas y el público no podía contener los nervios cuando empezó a entonar Provócame. Luego vendría Lola, Un siglo sin ti, Si no estás, la popular Salomé y un largo etcétera de éxitos que hicieron vibrar todos y cada uno de los rincones del Multiusos. Al puertorriqueño le gusta variar el repertorio según la ciudad en la que actúa. Así lo ha venido haciendo en el tour No hay imposibles. Pero lo que nunca falla son los grandes hits que le lanzaron a la fama. El sex symbol se dejó arrastar por sus fanes y en los bises no pudo renunciar a cumplir sus deseos. Como colofón, interpretó Besos en la boca, Amor inmortal, Me enamoré de ti o Torero. Éxitos que sacaron los colores a las miles de groupies que coreaban las letras del puertorriqueño más internacional. Vestido con camisa malva, chaleco gris y pantalón oscuro, en la puesta en escena no faltaron las coreografías extasiantes a base de pasos imposibles. Otra prueba de fuego que sirve para corrobar no solo el talento vocal del artista, sino también sus indiscutibles dotes como bailarín.
COMPROMETIDO HASTA LA MÉDULA. Afable y comprometido con todo lo que le rodea, Chayanne tenía que dejar su granito de arena en uno de los clubes deportivos de la ciudad, el Obradoiro. El equipo le obsequió con una camiseta y el cantante no dudó en fotografiarse con la prenda minutos antes de salir al escenario. Pero el guiño al baloncesto compostelano no es el único que el puertorriqueño ha dejado escrito en el anecdotario de la capital gallega. El huracán caribeño no quiso marcharse de Santiago sin visitar la Catedral y, por supuesto, cumplir con el tradicional abrazo al Apóstol. Recorrió la basílica con el apoyo de una audioguía que iba desgranando los secretos de la basílica. En su parada gallega tampoco faltaron tópicos. A Chayanne le encantaron la centolla y los percebes. Algo que seguramente le insufló algo más de energía para ofrecer el que ha sido uno de los mejores conciertos de la gira No hay imposibles.
ÍDOLO FEMENINO. Ellas, las seguidoras de Chayanne, también se plantaron con bastante antelación en las instalaciones de Sar para buscar un hueco en primera fila. El puertorriqueño se mantuvo fiel a sus temas de siempre e interpretó Salomé o Torero.
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